viernes, 30 de enero de 2015

¿Qué es ser una verdadera Guachita Carnuda?


Luego de navegar mucho por la web llegué al estado de indignación necesario para decidirme a escribir nuevamente. Así llegué a la pregunta de las preguntas:

¿!!POR QUÉ!!?

¿Por qué alguien nos dice cual es la talla que debemos llevar? ¿Por qué hay un ideal de belleza? Han pensado siquiera en la palabra “ideal”: viene de la “idea”, la idea NO ES REAL, sólo está en la mente!! Y Qué decir de “la belleza”, que no debería referirse a un prototipo de la perfección, sino al placer, la admiración, el deleite frente a un estímulo.

Entonces ¿¡¡¡¡POR QUÉ!!!!? Por qué medimos ese “ideal de belleza” con una huincha rosada de plástico, si lo más importante está en otro lado, no en ideas pre-concebidas de cómo debemos ser. También me llamó mucho la atención que esa infelicidad no comienza desde ninguna talla en especial, es más bien un estado mental de sentirse incómoda con el propio aspecto físico.

Para ser una Verdadera Guachita Carnuda hay que olvidarse de la foto de la mujer de la revista, muy falsa y photoshopeada por lo demás, y mirarse al espejo: sonreír, tirarse un beso, bailar, cantar, maquillarse o no, saltar, gritar, o lo que le nazca hacer! (ADVERTENCIA: Sí, pueden parecer unas desquiciadas)

¿Por qué no, simplemente, nos dedicamos a ser más alegres, más atrevidas, más rebeldes, reales, singulares? Y con todo esto comprender que la realidad está acá y ahora, no en tres meses más cuando estemos 9 kilos más delgadas y terminemos esa dieta (que siempre dejaremos de lado, jaja).
Y  quiero aclarar, no es que yo me crea la más rica, pero he aprendido a quererme y entendí que si mis kilitos de más, mis pompis, mi delantera, o lo que sea no son como la gente espera que sean, CHAO! Existe mucho más que eso dentro de mí y necesito vivir y sentirme bien con mi cuerpo y mi entorno.

¿Es un proceso largo? Sí, pero si no decidimos sentirnos bien y aceptarnos nadie nos hará el favor de hacerlo por nosotras. Por mientras acá estaremos para alentarlas a seguir siendo y sintiéndose unas verdaderas, ricas, sabrosonas: Guachitas Carnudas.


Besos,
Clau

martes, 27 de enero de 2015

En busca de EL traje de baño

Fui tarde, lo asumo, debí haber partido con la búsqueda en diciembre… pero se me pasó.

Las primeras dos semanas de enero pase, parte de mi tiempito libre los días de semana, buscando EL traje de baño que me calzara bien y fuera choro… mala suerte para mí. Además de encontrarme con tallas chicas, o extremadamente S (lindo, pero enanísimo), la mayoría eran de señora adulta. No tengo nada contra el estampado de leopardo (si se usa con moderación o bien combinado) o esas cosas como argollas entre medio de las pechugas, que muy por el contrario, no te favorecen nada nada el escote.

Las tiendas no logran entender que existimos GUACHITAS CARNUDAS con otro tipo de necesidades, que claramente no son esas poleritas tipo pabilo “que tapan la guatita señora-caballero” y calzón-tanga horrible que te deforma el trasero. Recorrí todas las tiendas de retail, en todas había muy poco, tallas pequeñas y feos.

Comencé a buscar por internet tipos de traje de baño y armé el mío perfecto en mi cabeza, la pena es que mandar a hacerlo es terriblemente caro. Es decir uno se queda sin pan ni pedazo y más encima frustrada. Estoy pensando iniciarme en la costura artesanal,  comprar la tela y hacerlo shoo, con las manos que Dios me dio y usando hábil y estratégicamente partes de otros trajes de baño, e incluso del sostén viejito.

Pero lo que más más más me dio lata son las palabras que usa la gente para referirse al traje de baño de tus sueños: “¿¿Haa está buscando un traje de baño para tapar la guatita??” “Lo que usted necesita es uno que le perfile el rollito” “¿Sabe qué? Acá no tenemos lo que usted necesita” “Trajes de baño para gorditas, sí, acá, pase señorita”. Todas esas frases me las encontré en el recorrido y me da pena ver a tanta gente cagada. OYE, SÓLO ESTOY BUSCANDO UN TRAJE DE BAÑO LINDO Y CÓMODO.

Para terminar con mi reflexión: En retail es difícil encontrar UN traje de baño para una carnuda como una, por lo que mi consejo es: ármate uno de varios otros, siéntete la Queen de las tijeras y experimenta, es mejor pasar el mal rato en la ciudad  y siempre tener la posibilidad de conseguir más insumos, a que estés echada en la playa y tapándote completamente porque no estás cómoda con lo que te compraste.

Otra posibilidad, en el caso de que las manualidad no sean lo tuyo, es buscar proveedoras independientes que estén con el corazón puesto en la moda, por lo que te recomendamos Big Beauty que siempre se encuentra en una búsqueda de  motivaciones y novedades para sus clientas, creen que hace falta despojarse de las presiones, innecesarias y problemáticas que se imponen, y generar espacios comprensivos y empáticos, "tiradores pa arriba" en palabras de una comprometida con las Guachitas Carnudas. 
Les recomendamos visitar su página de Facebook o al perfil de Eli Vidal


Y si tienes la suerte de encontrar uno de tu gusto y que te quede la raja… no lo suelte de la mano señorita, mire que algunas somos más rápidas que los carteristas más buscados de la PDI.

Un beso y usen protector solar!

Reina M

domingo, 25 de enero de 2015

Bienvenidas Todas las Guachitas Carnudas!


Para iniciar, somos dos guachitas carnudas con inquietudes y necesidades, las cuales queremos compartir con ustedes, es por eso que comenzamos con estas dos historias, en donde lo más importante es el darnos cuenta que eramos, somos y seremos GUACHITAS CARNUDAS para toda la vida.

El molde me queda chico

HELLO WORLD! Estoy súper emocionada porque es mi primera publicación y quiero que me lean muchas guachitas ricas carnudas, como yo!


Para contarles lo siguiente debemos retroceder más de una década. Debe haber sido más o menos  a los 11 cuando comencé a darme cuenta de que este cuerpecito era más generoso que el de mis amigas. Ellas compartían su ropa y yo siempre me dejaba las chaquetas, poleras elasticadas, todo lo que fuera más grande o que cediera. Ahí caché que mientras ellas tenían talla 16 yo usaba 42, ellas XS o S y yo M o L, ahí fue cuando sentí que yo “no cabía en el molde” todo lo que era para mi segmento etáreo me quedaba chico! A todo esto hay que sumarle esa moda horrible del año 2000 de usar los pantalones a la cadera lo que a muy pocas benefició, por mi parte jamás usé uno porque con ese tiro corto no podía agacharme sin que se me vieran (en el mejor de los casos) los cuadros.

En este mismo contexto comenzaron los primeros amores. Cuando iba a alguna fiesta de cumpleaños todas queríamos que nos sacaran a bailar, yo me sentía como un hipopótamo en medio de todos, no quería que me agarraran por la cintura y me tocaran. Pero si quería bailar, sin que me diera vergüenza, sin sentir que me mirarían distinto por ser 3 tallas más grande.

Un día hace un par de años miré una foto mía de cuando era chica, salía sonriendo, mi piel era perfecta y mis sonrisa blanca y brillante, ahí caché lo linda que era y pensé “en este momento soy linda, en algunos años más desearé verme como ahora igual que ahora deseo verme como esa niña”. Después de esa epifanía, caché que estaba muy equivocada. Siempre he sido hermosa, una verdadera “guachita carnuda” que se está perdiendo en los prejuicios sociales que ya ha hecho propios. Ese día dije BASTA! No soy yo la que no entra en el molde, todo lo contrario: El molde me queda chico!

Me compré pantalones rojos, porque ya no me importaba que mis piernas fueran gruesas y me sentí la más mina! 

Clau.

De cómo me di cuenta

Cuando la otra Guachita Carnuda me planteó esta idea, dije: Sí, sin pensarlo. Un par de veces conté estas “anécdotas” a personas que pensaba que necesitaban escuchar, pues estaban pasando por un momento crítico con su cuerpo. Aún sigo pensado que verbalizar estas historias sirve para exhumar viejos sentimientos y recuerdos y, obvio, renovar energías. Aquí va mi historia.

Cuando era pequeña y provinciana me gustaba comer las galletas que mi abuelo compraba al por mayor en la vega. Estas galletas estaban destinadas a representar un premio cuando me iba “bien en el colegio”, pues debo admitir que estaba lejos de ser una buena estudiante, más bien prefería perseguir moscas y pensar en el planeta marte. Cuando me pillaron comiendo las galletas a escondidas, además de retarme un montón, se empezaron a preocupar de mi peso.

No sé por qué mi mamá tendía a decir que yo era gordita, yo ahora miro las fotos de la época y encuentro que era normal, puede que sea un problema de percepción de la masa o algo así. El tema es que crecí pensando que era gordita y por eso comía más, y mis tías se horrorizaban cuando me vieron llegando a la pubertad y me decían: es que si no bajas ahora, después va a hacer imposible (Ja ya me hubieran visto cuando estuve enferma de la vesícula y me veía 1313). Me da lata seguir escuchando esas afirmaciones hoy sobre: Si el embarazo te pilla gorda te quedas gorda toda la vida…En ese minuto me siento una pecadora en la época de Jesús e imagino que me lanzan piedras.

El punto es que pienso que el hecho de que el mundo estableciera un canon de figura perfecta hizo que mi infancia se transformara en un constante pesar, en comparación a la figura de mis compañeritas de colegio (habían algunas que tenían hilachas en vez de piernas). Es por este motivo que crecí pensando que era gorda y luché todo el tiempo contra eso, es más en un momento de mi desarrollo adolescente me hicieron tomar pastillas para adelgazar, cosa que me hizo horrible al estómago.

Asumí que era diferente a mis compañeras cuando un día (de esos en que el colegio te permite ir con ropa de “color”, así se le decía en Conce, nada de americanismos como el  Jeans day) mi mamá me puso un buzo hermoooooso de color rojo con unos ositos rosados en la parte frontal, me sentía la más bella del mundo y el resto eran unas igualadas. Horror cuando vi a mi compañera-mejoramiga entrar al colegio vistiendo lo mismo que yo y a la muy sinvergüenza se le veía mejor que a miiiiiiiii (según lo que decía el canon establecido). Corrí al baño, me hice la enferma y obligué a que me llevaran a mi casa.

Hoy pienso que me veía muy linda y tierna en ese buzo rojo, al igual que mi compañera, pero para la gente adulta con problemas mentales sobre el peso, le cuesta asumir que la niña con un poquito más de peso también se ve bonita, que es otro tipo de belleza. Hace un par de años asumí que era así y que siempre sería así. Cuando estuve enferma de la vesícula y estaba “más flaca”, seguía teniendo el mismo cuerpo, con un poco menos de grasa, pero era el mismo. Por lo que me digo: Trataré de mantenerme saludable, pero no dejaré de comer para cumplir con el canon social y mucho menos cumplir con las expectativas del resto, si yo me siento bien así, genial, el día que no, haré algo para darle alegría a mi cuerpo Macarena!

Reina M.


Queremos saber si recuerdan cuándo se sintieron/reconocieron por primera vez como la guachita carnuda que son, dónde y cómo fue?

Besos a todas!